22.3.07

LAS TIENDAS DE COLOR CANELA

"Aquel día el cielo desnudaba su construcción interior, sus preparados anatómicos que ilustraban las espirales y los nódulos de luz, las incisiones cúbicas, añiladas, de la noche, el plasma del espacio, la redecilla de sueños nocturnos.
En noche semejante es imposible andar por la calle Podwala o por cualquier otra de las calles oscuras que constituyen el reverso, el forro de las cuatro líneas de la plaza Mayor sin recordar que a esta hora tardía aún permanecen abiertas algunas de aquellas tiendas curiosas y atrayentes, que solemos olvidar los días normales. Las llamo las tiendas de color canela por los tonos oscuros de sus fachadas.
Esos verdaderos comercios nobles, abiertos en la noche tardía, fueron siempre objeto de mis sueños ardientes.
Sus interiores mal iluminados, oscuros y solemnes, olían profundamente a pintura, laca, incienso, aromas de países lejanos y extrañas materias. Allí podías hallar fuegos de bengalas, cajitas encantadas, sellos de países desaparecidos, índigos, calafonía de Malabar, huevos de insectos exóticos, papagayos, tucanes, salamandras vivas y basiliscos, raíz de Mandrágora, mecanismos de Nuremberg, homúnculos en tiestos, microscopios, catalejos, y sobre todo libros curiosos y extravagantes, viejos folios repletos de extraños dibujos e historias asombrosas."


Las tiendas de color canela, Bruno Schulz, traducción de Juan Carlos Vidal.
Sonido antiguo. Abstracto en negro, Paul Klee.

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