22.2.09

CRÓNICA MADRILEÑA

MNCARS (día 12 de febrero)

La pregunta nada más llegar a las salas donde se exhibía la obra de Paul Thek era obvia: ¿por qué dedica alguien toda su vida a “eso”? Él mismo la respondía en una frase en la pared de la sala. Venía a decir que había decidido pintar mal, hacer cosas feas, para escandalizar y molestar a los bien pensantes. Pero eso suponía pasar toda su vida rodeado de fealdad y de cosas espantosas, y eso mismo lo estaba destruyendo. Al ver aquellas obras no sé por qué pensé en Joseph Beuys. Hasta en las obras de Beuys, con ser implacables, inhóspitas, hay una cierta poesía áspera. Me temo que sin algo de eso, sencillamente, no se puede vivir.

Las fotos de Zoe Leonard eran buenas, estaban bien, pero no me apasionaron. La acumulación de objetos patéticos queda muy resultona, sí, pero no me pareció excesivamente original, y tampoco el estudio de la identidad y el género a través de artilugios como espejos, maniquíes y cosas por el estilo.

En cuanto a la instalación de Eulàlia Valldosera (Dependencias), también centrada en lo cotidiano y lo peyorativamente “femenino” (los carritos del super, los botes de productos de limpieza, los objetos domésticos), lo que más me interesó fue el vídeo en el que “entrevistaba” a los objetos de tres mujeres inmigrantes y les hacía explicar qué historia encerraba cada uno.


ARCO (13 de febrero)

En este primer Arco de la crisis todo era mucho más austero, sobrio y contenido. Se ha acabado casi del todo (afortunadamente) la obsesión por el lujo, la extravagancia y los cristalitos Swarovski. Tampoco apetecían ya, por lo visto, las incursiones en el mundo del cómic o las instalaciones estrafalarias (aunque alguna quedaba...) Nos apretamos el cinturón y regresamos todos a la pintura, a obras mucho más comedidas, incluso cromáticamente. La pintura es más digerible, más portátil, y por tanto (ay) más vendible... aunque esto no es necesariamente malo, porque la pintura, pese a quien pese, sigue teniendo mucho que decir.

Pero donde el triunfo de este obligado “arte povera” se ha manifestado con más fuerza es en la proliferación de papelitos con dibujitos pegados directamente en las paredes (¡lo que se ahorra uno en marcos...!) Yo lo llamaba “síndrome Montessori”, y me imaginaba a generaciones enteras de jóvenes artistas criados en guarderías modernas y muy pedagógicas donde los dibujos de todos los niños tienen el mismo valor y se pegan en la pared como si fueran un tesoro.

También observé un cierto “síndrome CSI”. Primero pensé (ilusa de mí) que los artistas se habían sentido fascinados por los vaciados en yeso de los cuerpos de Pompeya, quemados por la lava, y que la suya era una obsesión arqueológica, casi poética... Pero no, claro, era todo mucho más obvio, más moderno. Se sentían fascinados por las series televisivas de forenses y asesinatos y los cuerpos metidos en bolsas de plástico. La cantidad de esculturas de cuerpos humanos tapados por lonas o bolsas que vimos daba que pensar.

La parte audiovisual, muy escueta. Supongo que no está el horno para bollos y para aparatejos carísimos y experimentales. Así que con un poco de vídeo ya nos apañamos.

En cuanto a la India... bueno, esto no hace más que demostrar algo que ya era obvio hace tiempo: es absurdo dedicar un espacio anual, en una feria contemporánea de arte, a un “país”. Esa separación decimonónica por países ya no tiene sentido. Entre las propuestas de los artistas indios había de todo, como en cualquier otra galería. Nada indicaba la transición entre lo visto en la sala Alcalá 31 (esos orígenes kitsch, las ilustraciones de Varma, las películas de Bollywood, los collages, las fotos de estudio...) y lo visto en Arco.


PRADO Y MATADERO (14 de febrero)

La exposición de Francis Bacon en el Museo del Prado era estupenda, tremendos los retratos del papa Inocencio X, espectaculares los trípticos vistos al natural. Lástima que hubiese demasiada gente.

Con la misma entrada también pudimos ver una exposición de escultura del Staatliche Kunstsammlungen de Dresde (Entre dioses y hombres) que nos sorprendió por su belleza y por la perfecta disposición de las salas y las estatuas y su aire pedagógico. Sencilla, clásica, pero muy interesante.

Matadero: una grata sorpresa. Todavía a medio hacer, un espacio inmenso, brutalismo arquitectónico total, propuestas interesantes, como la exposición luminosa de Daniel Canogar (Fuegos fatuos), y los premios Vida 110, sobre todo la instalación ganadora, la maravillosa Hylozoic Soil de Philip Beesley y Rob Gorbet, un bosque encantado formado por enormes anémonas de plástico transparente e iluminado que reacciona y se agita ante nuestro paso.



(Todas las fotografías son de ARCO y Matadero)

11.2.09

DESDE EL JARDÍN
















Mi pensamiento es más hermoso:
es flor y alta enredadera
Aquí, donde con mano desterrada
y corazón en vuelo hacia castillos
de una ardiente verdad desmantelada,
vivo escuchando el césped e injertando
al rosal rosa mirlos amarillos,
amaneciendo en cuanto voy tocando,
decrezco ante el mañana y el ahora
que a las yedras descorren las ruinas
con su verde humedad devastadora.

Rafael Alberti, "Del pensamiento en un jardín" (fragmento), Entre el clavel y la espada.
Hayao Miyazaki, Castillo en el cielo.

6.2.09

MANCHARSE LAS MANOS

A veces traducir es como transitar por un camino enfangado, fangoso, con las botas altas y el paso fatigado, fatigoso. El bosque se cierra por encima y no se ve el final. Hay niebla y está oscuro, pero sigues a pesar de todo. Otras veces traducir es como una salpicadura de agua fría, como arañazos de zarzas veloces o como romper de un manotazo una telaraña. Casi siempre es un juego civilizado y cortés, letras obedientes que se van ordenando sin pausa y caen en sus huequecitos, pero a veces, algunas veces, hay algo de refriega, algo que rebulle por debajo sin acabar de materializarse, aunque en la superficie todo parezca manso y domesticado, como si en lugar de traducir con la cabeza lo hiciésemos con las manos, manchándonos de tierra.