30.4.10

ESCENA MUDA


Hacía sol, y sin embargo de repente empezaron a caer unos goterones grandes y sueltos, que luego fueron arreciando hasta convertirse en un fuerte chaparrón. Pero seguía haciendo sol. Los ciclistas llevaban el pelo mojado, los peatones cruzaban a la carrera, había algo de travesura en sus gestos.
El autobús subía lentamente por el paseo soleado, parándose en cada semáforo. Los árboles tenían un color muy tierno, un verde primaveral, refrescado por la lluvia. Y entre las ramas se colaban los rayos de sol en un juego encantador de luces y brillos.
Las dos mamás jóvenes estaban con sus paraguas en los jardines del centro del paseo, una con una niñita en brazos, otra con un niño en un cochecito. Se habían parado a mirar el espectáculo y los niños palmoteaban, felices. Las mamás se balanceaban al unísono, siguiendo el mismo ritmo, y cantaban. No hacía falta oírlas para saber lo que cantaban: “Plou i fa sol, les bruixes es pentinen...”

3.4.10

SÁBADO SANTO


Estábamos tomando algo sentados en la mesa de un bar. De la calle llegaron de pronto gritos y bocinazos insistentes de los coches. “¿Qué ha pasado?”, preguntamos, sin saber muy bien a quién. El hombre que estaba detrás del mostrador se agachó y sacó un trozo de tela grande, muy doblado, que desplegó con un gesto amplio de los brazos. La tela era roja, toda roja. “Que lo han legalizado”, dijo, con la voz llena de emoción. Saltaban, se abrazaban.

Roberth Motherwell:Elegy to the Spanish Republic 126,1965-1975