19.6.09

LA VENTANICA

















Una hija tiene el rey, una hija regalada,
su padre, por más valor, un castillo la fraguara:
ventanica alrededor, por donde el aire la entrara,
por donde le entraba el sol y el aire de la mañana;
por la más chiquita de ellas viene un gavilán y sale
con las sus alas abiertas y no le hace ningún male.
Bordando está un camisón para el hijo de la reina,
bordándolo está con oro, labrándolo está con seda
y, entre puntada y puntada, un aljófar y una perla.
—¿Por qué no cantas, mi bien? ¿por qué no cantas, la bella?
—Ni canto ni cantaré, que mi amor está en la guerra.
Y una carta escribiré, de mi puño y de mi letra:
que me traigan a mi amor, sano y vivo y sin cadenas.
Y si no me lo trajeren armaré una grande guerra
de navíos por el mar, de gente armada, por tierra.
Si no hubieren velas prontas, mi lindo pelo pusiera,
si no hubieren remos prontos, mis lindos brazos pusiera,
si no hubiere capitán, yo me echaré a la bandera
para que diga la gente: "mira, mira esa doncella
que por salvar a su amor se echó ella a la tormenta".

(Romance sefardí)

5.6.09

DELEITE

Me he dado cuenta de que estar con aquellos que me gustan es suficiente,

quedarse en compañía de los demás por la noche es suficiente,

estar rodeado de carne hermosa, curiosa, que respira, que ríe, es suficiente,

pasar entre ellos, tocar a alguno de ellos, apoyar el brazo ligeramente en torno al cuello de él o de ella un momento... ¿qué es?

No pido más deleite: nado en él, como en el mar.





Walt Whitman, Hojas de hierba 1900 (fragmento de Yo canto el cuerpo eléctrico). La traducción es mía.

Jean Dubuffet, Corps de Dame, 1950.