13.6.06

LOS SERIOS Y LOS SONRIENTES

Unos son serios, otros sonrientes. Todos son altos, delgados, y tienen el brillo de la juventud en la piel y los ojos temerosos. Llegan un día todos juntos y llevan papeles en las manos. Les han regalado camisetas y pantalones que les van grandes o pequeños o cortos o largos. Esperan siempre en la calle a que alguien les abra, porque no les han dado la llave del portal. Entran y salen juntos de la pensión, como protegiéndose en el grupo de la enormidad de su desamparo. Cuando llegas te saludan, al principio no saben qué decir y sólo murmuran, pero en seguida, a los pocos días, dicen "hola", "adiós", y "gracias" cuando les sujetas la puerta. Cuando empiezas a reconocerlos, a distinguir sus expresiones: éste es serio, éste es sonriente, éste más tímido, éste otro silba siempre alguna cancioncilla, desaparecen. Pasan unos días. Llegan otros muy parecidos, también altos y también delgados, con sus pantalones demasiado largos o demasiado cortos.
Aunque no los conoces y no sabes nada de ellos, sabes que son jóvenes y tienen sueños. Que tienen ilusiones. No crees que sean muy diferentes de las que tú tenías cuando eras tan joven como ellos: comodidad, felicidad, amor, futuro. Te preguntas qué será de ellos ahí fuera, cuando acabe esta mínima prórroga de lo inevitable, qué fatigas y decepciones les esperarán, si acabarán arriesgando la vida de nuevo en un frágil cayuco dentro de un tiempo... Y aunque no puedes hacer nada, absolutamente nada por ellos, aunque sabes que posiblemente no será así, desearías que todos cumplieran sus sueños, todos, los serios y los sonrientes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí, amigo Cronopio, tú mismo lo has dicho, la indiferencia es general, y la noticia de primera página de algunos días (cuando hay muchos muertos) se va convirtiendo poco a poco en algo cotidiano, que deja de tener interés. Y siguen llegando.
Por más que lo veo cada día en la pensión que hay debajo de mi casa, por más que lo leo en los periódicos, no consigo acostumbrarme. Siento indignación y vergüenza...