29.4.06

CERVANTES EN SEVILLA

"En abril de 1587, Cervantes llega a Sevilla para pretender un cargo de comisario de la Real Armada, uno entre cientos.
Cervantes se aloja en el barrio de la catedral, en una hospedería que regenta su amigo Juan Gutiérrez, antiguo actor. Le otorgan el cargo en septiembre. En esos meses intermedios, de ocio y poco negocio, ¿dónde para? ¿Qué hace?
En los próximos años Sevilla va a ser el puerto de amarre de Cervantes (Canavaggio). ¿Con qué gente se relaciona Cervantes en Sevilla? Camina y observa, mentideros, lonjas, tugurios, muelles. No hace vida literaria: ya ha pasado la edad de oro de la literatura sevillana, el cenáculo del conde Gelves, el divino Herrera y sus barandas, unos muertos y otros fuera de la ciudad. Cervantes no figura en la galería de sevillanos ilustres. Pasa desapercibido en la babilonia moderna. Es una figura más en el tumultuoso retablo. Explora la ciudad y sus gentes, no cabe duda. Podemos imaginarlo, callejeando, mirando las tiendas, conversando en los mentideros, mirando o participando en las mesas de juego. Echado en el camastro de su cuarto contempla el cielo por la ventana y proyecta su futuro. Desde el corredor con galería de madera podría contemplar, si no los tapara una fea tapia, los tejados de la hermosa plaza de San Francisco, donde están, amén del Ayuntamiento y la Audiencia, el convento y la Cárcel Real en la que más adelante dará con sus huesos de escritor. A través del tupido emparrado que sombrea el patio, asciende el vaho sonoro de los trajinantes, comerciantes, arrieros y criados que a estas horas se afanan en la improvisada lonja del vestíbulo.
Después de desprenderse del polvo y el cansancio del viaje con un baño tibio ?en cuba de madera calentada al sol? don Miguel se echa a la calle para explorar la ciudad. Es media mañana y bullen de animación las calles del centro, cuyos nombres evocan antiguos oficios y naciones: Tintoreros, Catalanes, Génova, Joyería, Tundidores, Batihojas, Canarios, Francos, Gallegos... Observa Cervantes, en las casas de una planta, todavía mal alineadas al estilo del burgo medieval que aún se resiste al urbanismo de la pujante ciudad renacentista, la agrupación de industriales y comerciantes en cofradías gremiales. Minúsculas tiendecitas, que son talleres al propio tiempo, invaden la calle para exhibir su mercancía. Un enjambre de paseantes desocupados y pilluelos sin oficio curiosea entre los tenderetes manoseando los artículos expuestos bajo la vigilante mirada de celosos custodios. Más que las mercancías, atrae la atención del novelista el exhaustivo muestrario de tipos humanos que se despliega ante sus ojos: abarrotan la calle hombres viejos o jóvenes, altos o bajos, rubios o morenos, elegantes e indigentes, perfumados o malolientes, y todas las gradaciones y combinaciones posibles de esos extremos, en apretada y multicolor mezcolanza. Casi todos van a pie, pero no faltan los que navegan por medio de la marea humana a caballo o en mansa mula, algunos en coche. El parque móvil de la ciudad cuenta con medio millar de carrozas, cifra elevadísima para la época.
Nadie parece tener prisa. Cuando paisanos o conocidos se tropiezan, se saludan afectuosamente y se detienen a transmitirse los comadreos locales o a comentar las últimas noticias llegadas de lejana patria. Otros forman corrillos en las esquinas en torno al pregonero o, si se acerca la hora de comer, junto a los puestos de salchichas o empanadas."

Fragmento de "El Quijote en Sevilla" de Juan Eslava Galán, en República de las Letras, nº 9 (extra), diciembre de 2005, "La Sevilla de Cervantes. El Quijote: El mercado y la crítica".

(Dedicado a La Venexiana)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La Venexiana è finalmente tornata dall'Italia! Ho un figlioccio proprio belliiiissimo, sembra un bambino di pubblicità, davvero! Andrea. Biondino, occhi azzurri, pelle d'angelo. Un chicco proprio da mangiare! Al nostro arrivo abbiamo trovato un caldo della madonna... insomma, pazienza. Credo che tra poche settimane faremo un salto a BCN. Ho una voglia di rivederti! Grazie per la dedica! Sei proprio un tesoro!

Anónimo dijo...

Que bé, me'n alegro molt!
Així que potser ens veurem aviat? Ens enganxaras potser en plena febre "obres a casa", brrrrrrr!!!
Moooolts petons