2.2.06

LO QUE HACE LA LUZ

Manel Esclusa presenta en la galería Carles Taché unas fotografías bajo el título de "Jardins d'Humus". Son unos paisajes abstractos creados por el agua, el tiempo y la temperatura, un proceso que nació de un puro azar (un accidente ocurrido hacia 1993, una inundación en el estudio del fotógrafo que mojó algunas diapositivas). Aquellas imágenes fueron transformándose con el tiempo en algo muy extraño, por la proliferación de los hongos y la alteración de la emulsión fotográfica. Esclusa, sorprendido, vio que aquella casualidad le proporcionaba un medio expresivo de una gran riqueza, pero de muy difícil control. Al cabo de los años ha conseguido reproducir el proceso combinando su actuación con el azar, que sigue presente, y el resultado son unas grandes fotografías multicolores donde se muestran unos paisajes oníricos y psicodélicos, abstractos y llenos de poesía, por entre los cuales se transparenta el paisaje real que aún permanece debajo en algunos fragmentos. Es como asomarse a un cuadro de Moreau o de Chagall a veces, a un inquietante paisaje de Max Ernst, un desvarío lisérgico de Mati Klarwein o a la pintura de Darío Urzay, como señalaba el crítico Juan Bufill en La Vanguardia. Las fotos son fascinantes, pero más fascinante aún resulta la idea del puro azar como creador artístico. Claro, el azar puede intervenir en un medio como la fotografía, estrechamente sometida a unos procesos químicos implacables. Si se alteran los procesos, se altera el resultado... Como Fleming con su penicilina, el azar y el caos producen unos efectos en los cultivos, y el observador (científico, fotógrafo, artista...) los aprovecha para un fin que no tenía nada que ver con su objetivo inicial.

Por otra parte, Biosca & Botey, la conocida firma de lámparas, acaba de abrir una nueva tienda en Barcelona situada en el antiguo cine Diagonal. El local es enorme, tiene 1200 metros, y la gracia del asunto es que en lugar de desmantelarlo todo han conservado la estructura del cine con su anfiteatro y su platea, su telón y su pantalla curva donde se proyectan imágenes mientras suena música de películas, algunas butacas tapizadas de rojo y unas rampas alfombradas de terciopelo rojo por las que vas bajando hasta la platea y viendo las preciosas lámparas de diseño... El mérito se debe al estudio Bonjoch y al buen gusto de quienes les han contratado. En fin, una auténtica gozada, un deleite para la vista, aunque no vayas a comprar ninguna de las carísimas lámparas.

(La foto de Manel Esclusa, que no corresponde a esta exposición, procede de http://www.comune.modena.it/galleria/raccolte/fotografia/127.htm)

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