7.11.08

EL CHICO DE KNOWLE WEST

Cinco años después de su último disco, allí estaba Tricky de nuevo, con su extrañísimo peinado mohicano, desnudo de cintura para arriba y saltando como un poseso. El concierto fue breve hasta rozar lo ofensivo, eso sí, con un larguísimo bis que culminó bajando a mezclarse con los mortales. Su música atormentada y oscura ahora nos pareció demasiado guitarrera y ruidosa a veces, un poco dispersa, con canciones que no pegaban demasiado entre sí. Intenso sí que fue, desde luego, y tuvo sus mejores momentos cuando el ruido casi “hardcore” bajaba de intensidad y se enzarzaba en algunos ritmos obsesivos. Sin embargo no quería hablar de todo esto, sino de la propia sala del concierto. Una vez más, Bikini hizo la trampa de siempre. Después de años de sufrirla nosotros ya habíamos decidido no volver nunca más, pero nos pudo la nostalgia. El supuesto aforo de la sala lo forman dos partes separadas por una barra y un telón metálico que se levanta en los conciertos. Pero el escenario está en uno de los lados, y toda la acústica también. En el otro lado hay que ver a los músicos en una pantalla borrosa y oírlos de rebote, con un sonido nefasto. ¿Resultado? El doble de personas apelotonadas en la mitad de sitio. Ellos venden todas sus entradas y supongo que sacan su buen dinerito, pero el concierto es un verdadero desastre, imposible de ver, imposible de oír, una vergüenza. Y lo peor de todo es que ésta es, en teoría, la única sala de Barcelona para conciertos de este formato. Así que sólo nos queda Razzmatazz, Apolo (la mejor con diferencia), y luego salas más pequeñas como Sidecar y otras rarezas. El resto es un desierto arrasado por los macrofestivales.

Tricky presentaba su nuevo disco Knowle West Boy en la sala Bikini, Barcelona, 5 de noviembre de 2008.

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