6.4.07

SUITE DE PASCUA (Y III)


Este poema siempre me ha gustado, por esa catarata de oclusivas y vibrantes (o sea, tes y erres) del principio que casi nos hace percibir el temblor del Gólgota, la tempestad que encapota el cielo y ruge en el momento en que muere Jesús. La naturaleza responde al dolor humano, como en el mito de Orfeo, prefigura crística. En un caso muere un hombre (divinidades aparte) acusado injustamente y a manos de otros hombres; en el otro, un hombre pierde a la mujer amada y la busca incluso más allá de la muerte.

Sin embargo el poema acaba con el dolor más amortiguado de las nasales y las bilabiales (alfombra, alfombra...), como quien extiende sobre el sufrimiento una capa de silencio.

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