25.8.09

LA REPÚBLICA DE LA CONCIENCIA

















Cuando aterricé en la república de la conciencia
todo quedó en silencio al detenerse los motores
y se oyó un zarapito arriba, muy por encima de la pista de aterrizaje.

En inmigración, un funcionario muy viejo
que sacó una cartera de su chaqueta tejida a mano,
me enseñó una foto de mi abuelo.

La mujer de la aduana me pidió que declarara
las palabras de los antiguos remedios y ensalmos
para curar la mudez y evitar el mal de ojo.

No había mozos. Ni intérpretes. Ni taxi.
Tú debías llevar tus propios bultos y muy pronto
los síntomas de tus solapados privilegios desaparecían.

Seamus Heaney, "Desde la república de la conciencia", de La linterna del espino (1987) (La traducción es mía).
Imre Kinszki, Sin título (El puente y la niebla), (c. 1930)

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