20.3.09

COLAPSOS

Ayer
Dentro del festival de arquitectura Eme3, con el lema de “Collapse”, ayer en el FAD se celebró un coloquio (titulado “Detonante: Radiografía del colapso”) entre Jorge Wagensberg, Gilles Lipovetsky, Joan Martínez Alier y David Barkin. Cada uno lo enfocó desde su perspectiva (científica, sociológica, económica), aunque nosotros fuimos sobre todo para oír a Jorge Wagensberg, siempre apasionante. En el breve rato de que dispuso habló de la teoría de los sistemas, de biomímesis y diversidad, todo con ejemplos diáfanos y su habitual sentido del humor. Una gozada. Gilles Lipovetsky, ese hombre-comodín que al parecer sirve para todo, estuvo muy en su papel de sociólogo, estructurando de una forma coherente una serie de “sensaciones” que flotaban en el aire y de argumentos que todos hemos pensado y expresado de manera más o menos vaga con respecto a la dichosa crisis que nos azota. Los economistas no estuvieron tan afortunados para mi gusto. Joan Martínez Alier se mostró muy apocalíptico, con su letanía de “ya lo decía yo y no me hicieron ni caso” y un powerpoint bastante ilegible y David Barkin se limitó a exponer aburridamente una serie de obviedades. Ilustró el acto previamente un fragmento de una interesante entrevista a Noam Chomsky que los organizadores del acto prometieron colgar después en su web. Habrá que verla entera.

Hoy
Por casualidad, veo la exposición “Colapso Cardíaco” de Jean Bigot en la Central de Correos, organizada por el Memorial Democràtic de la Generalitat. Jean Bigot es bisnieto de Carles Rahola, escritor, periodista y político fusilado por los franquistas, y de Pompeu Fabra, que partió al exilio. Esas dos palabras mentirosas, “colapso cardíaco”, figuraban como causa de la muerte en el certificado de defunción del bisabuelo asesinado.
Ya en la entrada nos choca la extraña y enorme bandera catalana hecha con toallas de playa cosidas: la memoria familiar y la pública se funden por completo.
El edificio vetusto, bello y algo fantasmal de la central de Correos es un escenario perfecto para esta exposición tristísima llena de muebles rotos, maletas ahorcadas, arena, zapatos vacíos, fotos en sepia, borrosos vídeos familiares, mortajas, la palabra (el diccionario) transportada al exilio en un cajón de embalaje, maquetas sumidas en la noche, cartas que se lleva el viento...

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