INTERLUDIO DE ENERO
Y oigo las aristas de la espiga,
el coro de los sueños y la luz despiadada,
preso de tanta lejanía hacia
el viento del oeste y el polvo del cristal,
la pobreza en ceniza,
tanta alegría hacia la claridad,
tanta honda invernada.
Y el cuerpo en vilo
en la alta noche que ahora
se ve y no se verá
y no tendrá respiración siquiera.
Fragmento de "Balada de un treinta de enero", (Segundo Interludio de Enero), Casi una leyenda, Claudio Rodríguez
"Dibujo a cuatro manos", Jean Arp y Sophie Taeuber
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