5.2.08

RECUERDA


Recuerda
que dos manos terrestres acercaban
su cabeza, apretándola
contra rodillas de calor eterno.

Días que entre sus sueños el deseo destaca,
silencioso el escaso oleaje de su vida,
dedos iluminados le cerraban los ojos.

Pero el sol de la tarde, la barca de los muertos,
golpeaba el cristal, pedía atraque.

Die Toteninsel, A. Böcklin, 1880.
"Una lápida", de Las tablas curvas, Yves Bonnefoy (traducción de Jesús Munárriz).

2 comentarios:

elita dijo...

Perfecta armonía entre Böcklin y Bonnefoy.

Anónimo dijo...

¡Me alegro de que te guste! Besos