27.11.07

ÁRBOLES DEL MASNOU

23.11.07

A NADIE

















Porque nada hay que eleve tanto
Como haber amado a un muerto o a una muerta
Se deviene tan puro que se llega
En los glaciares de la memoria
A confundirse con el recuerdo
Se es fuerte frente a la vida
Y ya no se necesita a nadie.


Fragmento de “La casa de los muertos” de Alcoholes, Guillaume Apollinaire, edición de Susana Constante y Alberto Cousté.



21.11.07

LA CASA DE LA CASCADA

Las casas del bosque han de estar hechas de cristal y madera y piedra, como cajas de madera con ventanales de cristal que se asoman a un mundo verde y misterioso. Al follaje. A un paisaje imposible, cegado de bosque. Y ese bosque tiene que ser un bosque nórdico, escandinavo y espeso, lleno de helechos y árboles tapizados de musgo, no como nuestros bosques mediterráneos rocosos y con olor a resina y crujir de pinaza.

No, ese sería un bosque oscuro, tremendo, incluso algo siniestro, con árboles altísimos que impidieran pasar a la luz del sol, con una tierra oscura, cubierta por un mantillo de humus en el que se hundieran los pies al andar. La casa, de piedra y madera y cristal, sería como apartar un momento las ramas verdes y flexibles para poder atisbar un claro del bosque. Abrir y volver a cerrar en seguida. Recogerse en el murmullo húmedo del agua que resbala por las rocas cubiertas de musgo, en el frío arroyo del oso.

Vivir en esa casa de cristal y madera sería muy hermoso, pero no sería fácil, no sería alegre. Daría un poco de miedo (el rumor sempiterno de la cascada llenaría las noches de susurros; a medida que fuese oscureciendo, el verdor de fuera se volvería negro e intenso, poblado de ruidos misteriosos, aleteos y roces, chasquidos y crujidos).


Foto: Fallingwater (Casa de la Cascada o casa Kaufmann), Frank Lloyd Wright, Pennsylvania, Estados Unidos. Hay que ver la maravillosa película de animación creada por Cristóbal Vila en su web Etérea: en ella la casa de Wright brota ante nuestros propios ojos.

17.11.07

AMJAD

En el espectáculo “Amjad” de La La La Human Steps se aúnan la coreografía de Édouard Lock, inspirada en los ballets románticos pero pasada por la danza contemporánea, la música de Tchaikovski (El lago de los cisnes y La bella durmiente del bosque) transformada por Gavin Bryars e interpretada en directo, y las proyecciones del artista Armand Vaillancourt. El resultado es un viaje nocturno de una belleza arrebatadora, iluminado por la luz de la luna. Los nueve bailarines, de una técnica impecable, se mezclan con las imágenes de Vaillancourt: perlas como lunas, seda y carne, el bosque tenebroso que atrapa a los durmientes con sus raíces vivas...

Entre tanto, en la danza, el sol y la luna comparten escenario como Acis y Galatea en un apasionado y frenético pas de deux que a veces es tango, a veces aleteo moribundo de un cisne neurótico, todo empapado siempre de romanticismo (en el sentido primordial del término, despojado de todo su empalago y todo su azúcar).


La La La Human Steps, "Amjad", Mercat de les Flors, Barcelona, 14-17 noviembre 2007.

16.11.07

ÁRBOLES DEL MONCAYO

Foto: Tarazona 2007

7.11.07

EL HILO DE LA VIDA

Hacen falta tan pocas cosas para existir. La gente cree que se necesitan unos requisitos especiales. Que hay que seguir unas normas muy complejas. Pero no es cierto. Basta con estar ahí. No hace falta inscribirse, ni matricularse, ni pasar las pruebas, o los exámenes, ni hacer test, ni llevar documentación, ni tener experiencia, ni presentar un currículum.Por más expuesta que se halle a las circunstancias externas, las propia existencia es un suceso íntimo, privado, individual, tan menguado y frágil que depende sólo de una leve inercia para continuar, como un hielo quebradizo.Todo lo que nos pasa, pasa por encima de nosotros, a nuestro alrededor, sin rozar el fino alambre que nos liga al ser, pues cualquier sacudida violenta podría segarlo. Hay gente que muere inexplicablemente: la onda expansiva ha roto el filamento.¿Cómo, siendo éste tan frágil, se halla al mismo tiempo tan resguardado de lo que pasa velozmente a su lado? Es un misterio. Quizá enlazado con nuestro origen animal: quizá sea más primario aún y esté relacionado, en general, con la vida, del tipo que sea. Al fin y al cabo la vida no es sino una infección, un virus, un improbable accidente. Su propio origen es azaroso, frágil. ¿Es esta fragilidad la solidez del universo, la materia que lo sustenta? Es decir: ¿se organiza todo en torno al fugaz acaso? Sé que es mucho preguntar; es la pregunta última, La Pregunta, ésa que no tiene respuesta y que, en realidad, uno no se hace para obtener una respuesta. Es un puro sorprenderse, una pura constatación de la obviedad en la que estamos tan sumergidos que nos cuesta discernir. La existencia sin adornos, simple y frágil como ese alambre que opera como cerca y a la vez como conductor eléctrico, debería apabullarnos pero ni siquiera la percibimos la mayoría de las veces: hay que tomar una cierta distancia...

"Atlas", Jana Sterbak, 2002.